AVILÉS
Un concejo y una urbe comercial, cosmopolita, dinámica, metropolitana, de origen medieval y de gran tradición marinera, hablamos de Avilés.
La villa y capital del municipio posee un casco histórico jalonado de palacios, jardines, fuentes, iglesias, casas porticadas, etc. que le confieren una atmósfera única. La dimensión y proporciones de su ría, y su paso por el mismo corazón de la ciudad, hacen de Avilés la única ciudad de Asturias con un potente caudal fluvial a los pies de su casco histórico, uno de los mejor conservados de todo el norte español.
Tierra de descubridores como Pedro Menéndez de Avilés -conquistador de La Florida en el continente americano-, es una ciudad y un concejo abierto a la innovación y con vocación artística. Además, el Avilés contemporáneo vivió también un gran revolución industrial de la mano de la siderurgia, lo que ha marcado una ‘fisonomía' posindustrial que inspiró al genio de la arquitectura Oscar Niemeyer la última de sus grandes obras internacionales, un centro cultural que lleva su nombre y que es símbolo de la renovación urbanística y sociológica que vive la zona.
Aquí te van unos cuantos recorridos:
UN CASCO HISTÓRICO INIGUALABLE Y PERFECTO PARA PASEAR
Uno de los lugares que más te llamará la atención de Avilés es su Casco Histórico. Cuando des una tranquila vuelta por él, percibirás que todo está piedra sobre piedra desde que se construyó. Que apenas se observan reconstrucciones o recreaciones, y es que el Avilés antiguo ha resistido como ningún otro sitio en Asturias el envite de los siglos y de los avatares históricos.
Así que no tienes más que cerrar los ojos un instante, y dejarte llevar por la atmósfera circundante para sentir que estás en plena Edad Media o en el comienzo de los Siglos de Oro.
Avilés conserva a día de hoy uno de los centros históricos más llamativos del norte español. No solo destaca la veteranía de sus edificaciones sino la autenticidad de sus calles, muchas de ellas soportaladas, a modo de claustros que dan forma al corazón de la ciudad, y que convierten esta villa en el mayor espacio porticado de toda Asturias.
El epicentro de Avilés está en la plaza del Ayuntamiento y desde allí parten sus calles más características como en una especie de eterno cruce de caminos en una ciudad de vocación cosmopolita desde siempre.
Nombres de calles como Galiana, Rivero, La Ferrería, Bances Candamo, La Cámara, La Fruta, San Bernardo o La Estación quedarán grabadas a fuego en tu memoria viajera, cuando recorras el Avilés histórico donde contemplarás lugares tan emblemáticos como el palacio de Valdecarzana, la iglesia románica de los Padres Franciscanos, la Iglesia Vieja de Sabugo y la de San Nicolás de Bari (ambas del siglo XIII), la plaza del Mercado, el Palacio de Ferrera (hoy convertido en hotel), la Fuente de los Caños de San Francisco, el Parque de Ferrera o la plaza del Carbayedo, entre muchos otros…
CENTRO NIEMEYER: UN TOQUE VANGUARDISTA EN LA RÍA QUE TE ENCANTARÁ
El toque vanguardista en Avilés lo pone desde hace casi una década el Centro Niemeyer. Ubicado en la ribera más industrial de la ría, sus dulces formas y su blanco inmaculado ponen el contrapunto a lo que fue el Avilés del hierro y del acero.
El Niemeyer tiene todo el año una intensa e interesante actividad cultural y además, ha generado un espacio para el relax de propios y foráneos. Por eso, cada vez es más cotidiana la imagen de aquellos que pasean apaciblemente con sus mascotas, o se divierten haciendo deporte, o aprovechan para conversar…
Sin duda, el Niemeyer ha puesto la otra orilla de la ría de Avilés en el mapa del ocio y la cultura, y es ya un lugar de culto y de obligada visita en la ciudad.
GALIANA: UNA CALLE MÍTICA QUE TE RESULTARÁ INOLVIDABLE
Muchas calles quedarán en tu memoria avilesina, pero entre todas hay una de fama universal. Esa es Galiana. Dando forma y abolengo al Casco Histórico de la villa, Galiana es muy conocida por el famoso descenso que tiene lugar en el día grande del antroxu (carnaval) de Avilés.
Pero no solo de espuma y disfraces se tiñe Galiana… Durante todo el año es una de las calles más ambientadas de la villa, a todas horas: a la hora del vermú, a la hora del vino… Y verás a la gente apostada en sus soportales o en plena calle, departiendo con alegría, conscientes de que están viviendo en una de las ciudades más agradables de todo el Cantábrico.